sábado, 3 de septiembre de 2011

Firmaaaaaa

Buenas noches ciberlectores, aquí son las 23:15 aunque en las entradas ponga lo contrario por eso pongo noches :D!
A lo que ibamos a partir de ahora, voy a firmar mis entradas y os boy a dejar mi firma aquí quiero que opineis si os gusta o no antes de ponerla en las entrada.
Bueno lo dicho aquí os la dejo:
Photobucket

Capitulo 23:El cuadro

Los días transcurrieron rápidos, todo el mundo me intentaba calmar por lo ocurrido, pero se notaba que no estaban tranquilos. Yo disimulaba pero, en el fondo, quería saber más, como qué era esa sombra, porqué me paralicé...

Decidí ir a la biblioteca a investigar sobre todo esto, pero todo lo que encontré sobre vampiros eran pura leyenda y sobretodo nada sobre los anti vampiros. Entonces, pensé que a lo mejor, y solo a lo mejor, Adam tendría información en su biblioteca. Y pues, sin que nadie me viese, penetré en la estancia tan sigilosamente como pude. Rebusqué en dos archivadores, hasta que encontré un apartado que ponía anti vampiros, y allí encontré una serie de archivos todos ordenados cronológica y alfabéticamente. Me senté en el escritorio, sintiéndome un poco tonta e impertinente por sentarme en un sitio en el que no había sido invitada a sentarme y aún encima estaba allí sin que nadie me viese, vamos, que me estaba arriesgando demasiado. Pero, valía la pena; al sentarme, en el escritorio vi una foto de una mujer preciosa, con el pelo largo y negro, sus ojos eran del color de la miel y tenía una gran y destacada boca de color carmín. Sus ojos eran hipnotizantes, y no pude parar de pensar en aquella chica, pero tenía que seguir con mi investigación y empecé a leer:

Los antivampiros son los únicos enemigos naturales de los vampiros, lo único que los diferencia: ellos matan por diversión.

Matan a sus presas. Tanto humanas como vampiras.

Tienen poderes parecidos a los de los vampiros, solo que ellos no tienen poderes especiales.


Era como una espécie de lista, como los apuntes de un estudiante. La lista era larguísima, Luz se iba a retomar la lectura hasta que oyó una voz:

- ¿Qué se supone que haces?

viernes, 2 de septiembre de 2011

Capítulo 2


Era su mejor amiga Hikari, la única que la entendía, ya que sus compañeros la trataban igual que a Vanessa. Los ojos negros de Hikari se posaron sobre los de Vanessa.

- - -Buenos días, Vanessa. – dijo Hikari.

- - -El chiste es bueno, aquí nunca hay buenos días – dijo Vanessa riéndose.

- - -Eres un caso… - dijo Hikari – Tampoco te lo pasas tan mal…

- - -No… Me encanta que me insulten y se metan conmigo… - dijo Vanessa irónicamente.

- - -Bueno, vamos a la cafetería a desayunar, tengo hambre. – dijo Hikari.

- - -Si, la verdad es que yo también… - dijo Vanessa.

Cruzaron el pasillo de las taquillas y al final de todo estaba la cafetería. Entraron en el lugar y en ese momento se les acercó Blacke. Vanessa y Hikari le miraron extrañadas, y esperándose lo peor, Vanessa lo apartó rápidamente para hacerse paso. Pero Blacke era incontables veces más fuerte que Vanessa y lo único que hizo fue causarle un ataque de risa.

- - -Por favor, Vanessa. No me hagas reír… - dijo Blacke con un tono desconocido para ella, ya que no lo solía utilizarlo.

- - -¿Qué quieres Blacke? – dijo Vanessa con el mismo tono de siempre.

- - -Que… no sé como decírtelo… pero… ¿Podrías acompañarme a la mesa? Hay alguien que te quiere conocer… - dijo Blacke.

- - -¿Ahora te envían a ti de mensajero? Quien quiera conocerme que se levante y venga y que no me mande mensajeros, por favor. – dijo Vanessa

- - -No, no soy el mensajero, solo le estoy haciendo un favor a un colega – dijo Blacke.

- - -¡Que no! – dijo Vanessa – Estas son mis últimas palabras.

- - -Como veas… - dijo Blacke cabizbajo.

Un rato después, cuando estaban a punto de acabar su almuerzo, Vanessa sintió una mano que la tocaba. Giró su cabeza y vio…

Capítulo 1


Vanessa se preparó para salir. Cogió su Ipod, sus llaves, su móvil y su mochila. Se dirigió hacia la parada del autobús, que ya la estaba esperando para irse al instituto o como ella decía "el infierno".

Subió al autobús, vacilando, pensando que en cualquier momento podría irse a otro lugar y nadie la echaría de menos. Bueno, nadie no, había una persona que sí la echaría de menos, su padre. Era la única persona que tenía en el mundo, ya que su madre había muerto después de tenerla, eso era lo que su padre le había explicado.

Se sentó en "su" asiento, el peor de todos, el que sus compañeros reservaban especialmente para ella. Cogió la sudadera que llevaba en la mochila; se recogió su largo, liso y azul oscuro pelo en una coleta; y se puso la sudadera. Poco después encendió su Ipod, lo puso a todo volumen para no oír a sus compañeros y se centró en un dibujo que estaba haciendo. De repente sintió una mano que le tocaba el hombre, giró la cabeza en dirección a la mano que se había posado en su hombro. Sus ojos verdes se encontraron con la mirada arrogante y superficial del chico más popular del instituto, Blake Brandow.

- ¿Qué quieres Blake? - Dijo Vanessa

- ¿Me puedo sentar? - Dijo él.

- ¿Qué pasa que te aburres y vienes a molestarme?Para variar... - Dijo Vanessa.

- No, que me han quitado el sitio. - Dijo Blake señalando a un chico con el pelo azul oscuro casi negro.

- ¿Y no hay otro sitio libre? -dijo Vanessa intentado evitar sentarse con Blake.

- No, ¿entonces me puedo sentar? - Dijo Blake.

- Si no queda otro remedio - Dijo Vanessa entornando los ojos.

Blake se sentó a al lado de Vanessa y ésta otra se volvió a poner los auriculares que anteriormente se había quitado. Vanessa se volvió a centrar en el dibujo, un hada llorando o eso le parecía a ella. Sitió que alguien la miraba y al girarse se encontró con los azules ojos de Blake; Blacke era el típico chico rubio con ojos azules y deportista, deseado por todas y cada una de las alumnas del colegio, menos Vanessa. Se quitó un auricular al ver que el chico iba a articular una palabra.

- ¿Qué es? - Dijo Blake sorprendido.

- Un hada, ¿algún problema? - Dijo Vanessa.

- No, solo que está muy bien - Dijo Blake.

De repente el autobús se paró y Vanessa se levantó del asiento, recorrió en un instante el pasadizo que daba a las escaleras para bajar del autobús y se dirigió a la puerta de entrada del instituto. Se dirigió al pasillo de las taquillas para guardar la mochila ya que la primera hora era libre, se dio cuenta que alguien estaba apollado en su taquilla...

Prólogo


Las Sílfides son criaturas semi humanas aladas, espíritus del aire y se encuentran estrechamente emparentadas con las Dríades y con las ninfas.

Al igual que las Dríadas y las Elfas, las Sílfides poseen gran belleza y rasgos delicados, tienen alas de libélula y son de aspecto transparente y con manchas iridiscentes. Suelen tener largas cabelleras que pueden ser de color verde, azul o violeta...



Vanessa es una chica de 16 años normal y corriente exceptuando que es hija de una sílfide y un humano. Cosa que ella ignora por completo, no tiene alas pero si, desde muy pequeña, tiene el pelo de color azul oscuro, causa de burlas y rechazos por parte de sus compañeros de colegio y otra gente, aún siendo extremadamente bella. Todo cambiará cuando descubra su capacidad para controlar el aire y a un extraño chico llamado Ryan...

CAPÍTULO 4: Madison y Claire


Salí del coche lo más rápido posible para subir a mi cuarto coger las cosas e irme. Mis hermanas habían visto al Axel, y no dudaría de que me preguntarían por él. Y acerté, nada más entrar en casa se pusieron las dos como locas.

- ¿Quién es? – dijo mi hermana pequeña, que era igual que yo a su edad. Yo iba a pasar de contestarle, pero era mi hermana, tenía 10 años y me había mirado con esos ojazos grises que me recordaban que yo hacía lo mismo a su edad y que debía contestarle.

- Un amigo – dije y la última palabra la dije a regañadientes.

- Si, ya, ya …y yo me lo tengo que creer… aprende más excusas que no parece que seas mi hermana… -dijo mi hermana mayor, mi hermana mayor también era rubia y tenía los ojos grises pero ella se parecía más bien a mi padre los rasgos como la nariz, la boca… etc.

- Es verdad Claire y deja de dudar de mi palabra delante de Madison. Y por cierto diles a papá y a mamá que voy a quedarme a dormir en casa de Halley. – dije yo y después de eso subí las escaleras que guiaban a mi cuarto, cogí varias cosas como el pijama, el cepillo de dientes… y cosas por el estilo.

Bajé las escaleras y me dirigí a la puerta dispuesta a salir, pero mi hermana mayor me impidió el paso.

- ¿Y cómo sé que no te vas con ese “amigo” tuyo? – dijo Claire.

- Te aseguro que no pasaría una noche con él ni muerta – dije yo y al ver mi expresión de asco, me dejó pasar.

Abrí la puerta, eran las 21:00h y estaba oscuro. Suerte que la casa de Hall quedaba al doblar la esquina. Bajé un pequeño escalón que había después de la puerta y de repente vi su coche, menos mal que mi hermana no había salido. Salí de la puerta de la pequeña verja que había y pasé de él y de su coche.

- Leila, ¿A dónde vas a estas horas tan sola? –dijo él mirándome con preocupación.

- No es de tu interés, tu solo te ofreciste a llevarme a casa y no te tengo que dar explicaciones una vez que ya estoy en casa. – dije yo.

- Oye, no seas tan borde, y menos con alguien que se ofreció a llevarte – dijo él que bajó del coche y me paró.

- Yo no te lo pedí – dije yo mirándolo con menosprecio.

- No me seas borde, porque… ¡Ah!... – gritó como con desesperación y después de eso me besó.

Ese beso fue cálido, apasionado y dulce. Subí a su coche y le dije a donde tenía que llevarme. Los 5 minutos que estuve en el coche, estuve callada y después me despedí.

- Adiós, hasta que nos volvamos a ver – dije yo secamente.

- Adiós guapísima, creo que nos veremos muy pronto. – dijo él y yo hice como si no le hubiese dado importancia.

Timbré en la casa de Hall y enseguida me abrió. Subimos las escaleras hacia su inmensa habitación. Como era hija única y sus padres ganaban mucho tenían una casa enorme y su habitación también lo era.

- Me encanta tu habitación, en serio. – dije yo

- ¿Cuántas veces me lo vas a decir? – dijo ella riéndose.

- Todas las que haga falta – dije yo.

La noche pasó volando, cenamos pizza e hicimos lo de siempre, hablamos de chicos.

- ¿Quién era ese chico del coche? ¿Y de que lo conoces? – dijo Hall insinuando algo.

- Un amigo. – dije yo evitando la segunda pregunta.

- ¿Y de que lo conoces? – dijo ella insistiendo.

- Me lo encontré en el parque y como lo vi perdido lo acompañé… - dije yo mintiendo lo mejor que pude.

- Ya, si no me lo quieres contar eres libre, pero no me mientas. Por cierto, está buenísimo. – dijo ella y a mí me entró la risa.

Después de eso nos dimos las buenas noches y nos fuimos a dormir. Tuve un sueño rarísimo salía Axel y un chico más. En el sueño me decía su nombre pero yo estaba atenta a Axel y no al chico. Ese sueño estuvo en mi cabeza todo el día, salí de casa de Hall al mediodía. Justo a la salida estaba él con su descapotable, que por cierto era un Audi, pero desconocía el modelo, se lo tendría que preguntar después.

- Hola, brujita - dijo Axel.

- ¿Qué son esas confianzas?- dije yo yendo andando.

- Las justas para llevarte en coche en mi Audi A4 Cabrio. – dijo él con una mirada de “ Sabía que me lo ibas a preguntar”

- ¿Y quién te pidió que me lleves? – dije yo con indiferencia.

- Pues Agatha, esta vez fue ella. – dijo abriéndome la puerta del coche.

- Bien, pero que no sirva de precedente – dije yo.

- Servirá, claro que servirá – dijo él por lo bajo pensando que yo no lo había oído.

Me llevó hasta la casa, entramos y ya estaba Agatha esperándonos en la puerta…

CAPÍTULO 3: Un extraño chico


El chico, alto, delgado, rubio y de ojos grises. Parecía mi hermano gemelo, aunque yo sabía que no lo era. El chico era como un sueño, tenía una sonrisa arrebatadora.

- ¿Qué pasa Hall? – dije yo, ya que estaba como si estuviese viendo un fantasma.

- Él… él… es… el chico… - dijo ella y se desmalló. El chico reaccionó rápido y la cogió, sino se hubiera abierto la cabeza.

- Gracias por salvarla – dije yo poniendo una de mis mejores sonrisas.

- De nada, pero dado que yo fui el que le metió el susto debería pedir perdón – dijo él, que no sabía cómo se llamaba, su voz era como un sueño, dulce, tierna…

- M-me llamo Leila, pero la gente me llaman… - dije al no poder terminar la frase porque me interrumpió.

- …Lei, ya sé quién eres Leila María Baywood tataranieta de Agatha Leila Baywood, que por cierto está recién despertada de su sueño – dijo él con un tono arrogante.

- ¿Y tu quién eres y como sabes todo eso? – dije yo inquisitiva, por la arrogancia de sus palabras.

- Perdón por mis modales, me llamo Axel Vondernen- dijo él ahora con un tono un poquito más amable, pero seguía siendo arrogante.

- Bien, ¿Y qué haces aquí? ¿Y cómo sabes todo aquello que dijiste antes? – dije yo.

- Lo que hago aquí es lo mismo que haces tú y todo eso lo sé desde hace unos minutos, lo que pasó, digo. – dijo él.

- ¿O sea, estás aquí porque hiciste una apuesta con tus amigos a que no te atrevías a pasar la noche en esta casa? – dije yo enarcando una ceja.

- No, lo siguiente que hacías – dijo él medio desesperado.

- ¿Mirar una biblioteca? – dije yo.

- Da igual, estaba aquí para ver como es mi equivalente en la familia Baywood, pero veo que no me llegas ni a la suela de los zapatos. – dijo con la misma arrogancia de antes.

- Bueno, pues entonces, vete de aquí. – dije yo con mucha rabia.

- ¡Uy! Que la niña tiene mal genio, ¿Te he molestado? No lo siento para nada – dijo él y entonces le pegué una bofetada.

- Y yo no siento nada haberte pegado y lo volvería a hacer o sea no me tientes – dije yo con rabia y me fui.

Subí a Hall en mi espalda con todas mis fuerzas, él se quedó perplejo. Llevé a mi amiga hasta la biblioteca, parecía que Jess y Mina hubiesen desaparecido, y cogí mi libro. En él escribí unas palabras en latín. Y las dije en voz baja, había escrito mi primer conjuro que era para modificar la memoria, tanto él como mi tatarabuela se quedaron sin palabras al ver qué pasaba. Una luz salió del libro y entonces mi amiga desapareció y a continuación me llamó:

- Lei, estoy en mi casa, no me acuerdo de nada y puesto que tú y yo nos vimos antes por la mañana, podrías saber, porque estoy en mi casa y no en casa de Mina.

- Porque llamaste a Mina y le dijiste que no podías ir porque te encontrabas mal. ¿no te acuerdas? – y cuando dije estas palabras Axel y Agatha me miraron alucinados.

- ¿Y tú dónde estás? – dijo ella y añadió antes de que pudiese mentirle – porque llamé a tu casa y me dijeron que saliste a dar una vuelta y que no ibas a ir a casa de Mina.

- Pues eso, dando una vuelta, ¿Por qué lo dices? –dije yo.

- Porque se ve que Mina y Jess están en casa de Mina a pesar de que no estamos nosotras y como ya me encuentro mejor, para que te quedes en mi casa.

- Vale, después de que acabe de hacer una cosita, me paso por allí – dije yo contenta porque no solo había funcionado con Hall, sino con mis padres y mis amigas también, aunque me sentía mal y no quería tener que volver a hacerlo.

Nos despedimos y entonces Axel y Agatha me seguían mirando con perplejidad.

- ¿Qué me miráis así? – dije yo mirándoles de la misma forma que ellos me miraban a mí.

- La forma en que has actuado, como una autentica bruja del signo de los elementos, has hecho un conjuro poderoso cuando apenas has descubierto tus genes… -dijo mi tatarabuela, Agatha.

- R-retiro… l-lo… d-de…. A-antes…-dijo Axel, balbuceando.

- Sólo he hecho lo que mi cerebro ha creído que era correcto y lo correcto era que Halley no recordase todo lo pasado, porque o sabría cómo explicarle como apareció de repente un chico en la estancia que estaba ella y como es que hay una persona, que resulta ser mi tatarabuela, que es idéntica a mi pero en moreno.-dije yo.

- Pues actuaste muy bien. –dijeron los dos a la vez.

- Una cosa, ¿¡Soy una bruja!? – dije yo alucinando.

- Si, y este chico que tengo al lado, que es también mi tataranieto pero, él pertenece a otra familia, rota porque mi segunda hija se casó con un brujo, bisabuelo de él, y tu bisabuela mi primera hija, se casó con un primo suyo apellidado también Baywood, ya que ese primo era por mi parte. Y desde esa mi familia son todos brujos.

- Pero, ¿Por qué soy su equivalente?

- Porque son familias unidas por un miembro conjunto y aunque sean diferentes familias se compara y siempre hay equivalentes, o sea, tenéis la misma edad y unos poderes semejantes y aun encima parecéis gemelos.

- Bueno, me tengo que ir que he quedado a dormir con una de mis amigas. – dije yo rencorosamente porque fue en parte por su culpa el conjuro.

- No te vayas, quédate un rato conmigo a practicar, Leila – dijo Agatha.

- No puedo, adiós, además tengo que ir a ver a mis hermanas para que les digan a mis padres que voy a dormir a casa de Hall.

- Te acompaño a tu casa – dijo Axel que había dejado de hablar arrogantemente.

- No, gracias. No me relaciono con gente que me cae mal y menos le voy a dejar acompañarme a casa.-dije yo con una mirada matadora.

- Vale, pero yo lo digo porque está muy oscuro… -dijo Axel que tenía razón y a mí me daba miedo ir sola por la noche, entonces dijo – y se que tu a eso le tienes miedo, y ya que tengo coche llegaríamos en un instate…

- Vale, y gracias… - dije yo a regañadientes.

- ¿Y qué más…? – dijo él con rin tintín.

- Y lo siento por haber dicho esas cosas tan feas… - dije yo.

- ¿Y qué más…? –dijo él con el mismo tono.

- Y por haberte pegado.

- Perfecto, vámonos. –dijo él.

Salimos de la casa y subimos a un flamante descapotable negro. Me dejó enfrente de casa y mi familia lo vio…

CAPÍTULO 2: Un extraño libro


Y si, lo había. Era enorme, no nos iba a dar tiempo a verla toda si íbamos las cuatro juntas, y por eso decidimos volvernos a separar mientras dejábamos las cosas en la habitación en la que habíamos decidido pasar la noche. Esta vez no íbamos en parejas, íbamos solas.

Me adentré en una habitación que estaba amueblada. Debía haber sido una biblioteca, porque estaba todo lleno de estanterías y libros. De repente me puse a mirar todos aquellos libros, porque eran mi pasión más oculta. Con “oculta” me refiero a que mis amigas no saben que me gusta, porque nunca me han visto con un libro en la mano. Me puse a ojear todos aquellos libros, muchos los conocía y otros ni me habría imaginado que existen. En un momento, vi varios libros en latín, el cual yo entendía perfectamente y lo más curioso que nunca había aprendido el idioma.

Me llamó la atención un libro que no tenía nombre, todos allí tenían y ese no. Lo iba a coger pero vi, el nombre de mi tatarabuela escrito en un libro en una estantería donde ponía Familia Baywood. Cogí el libro que ponía Agatha Leila Baywood, sabía que era de mi tatarabuela porque yo llevaba su segundo nombre. Entonces vi un escrito, también en latín:

<< Utrum can vos lego estas lacuna, est quod vos es unus of near. Tamen, non puter lego in penitus, in quantus quantus is libri mihi is belongs ut E neque nec alius is ero vestri instructor non vestri she'll docui carmen eso est inter vestri procerus. Quondam deprehendo is libri quest vestri. Agatha Leila Baywood >>

Lo que significaba:

<< Si puedes leer estas palabras, es que eres una de las próximas. Pero, no podrás leer en el interior, porque este libro me pertenece a mí y solo será tu maestro no te enseñará conjuros, eso es por tu cuenta. Una vez abierto este libro busca el tuyo. Agatha Leila Baywood >>

¿Qué significaba todo aquello? ¿Qué conjuros? ¿Qué libro mío? No entendía nada. Miré los otros nombres, estaban el de mi bisabuela, el de mi abuela, el de mi padre, el de mi madre y muchos más anteriores a mi tatarabuela. Estaba alucinando, pero seguí mirando y me dispuse a hacer lo que iba a hacer ates de leer aquella locura. Cogí el libro sin nombre y para mi sorpresa estaba en blanco, entonces empezó a surgir una luz extraña, una luz azul que puso en la primera hoja:

<< Substantia of Leila María Baywood >>

Lo que significaba:

<< Propiedad de Leila María Baywood >>

Y lo más alucinante de todo aquello es que aquel libro extraño ya tenía nombre, el mío. Cogí el libro de mi tatarabuela, en el que ponía:

<< Exspectata E Carus Leila. libri quod vos caught , mío has unus typicus delineator in domus page. In is ratio iam is ero quoque vestri subcribo. Vos es of unus ingenero quod non alius exsisto prognatus unus procul spatium of centum aos. Aprovéchalo quod absum practising plumbum carmen. >>

Lo que significaba:

<< Bienvenida, mi querida Leila. El libro que cogiste, el mío, tiene un símbolo dibujado en la portada. Pues ahora será también tu signo. Eres de una generación que solo nace una cada cien años. Aprovéchalo y vete practicando los primeros conjuros. >>

De repente apareció una luz de la cual salió una mujer, joven y parecía yo en moreno

- ¿Quién eres? – dije yo que parecía que me estuviese mirado en un espejo.

- Pues, tu tatarabuela Agatha –dijo ella lo más de natural – Y ahora me preguntarás que hago viva ¿no?

- Pues, la verdad es que esa es una de las muchas preguntas. – dije yo.

- Es que yo no estoy muerta, solo he estado durmiendo hasta que tú has abierto mi libro y me has convertida en tu instructora – dijo ella.

- ¿Y por qué te pareces tanto a mí? – dije yo y ella me miró extrañada.

- Dirás que tú te pareces a mí. Será porque somos familia. – dijo ella.


De repente, un grito interrumpió la conversación.

- ¡Lei! ¡Mina! ¡Jess! – gritó Hall y entonces fui corriendo en su busca. Fui la primera en llegar, y no dude en saber que le pasaba nada mas al oír su grito, había alguien… y ese alguien era un chico…

CAPITULO 1: Una extraña casa


Llevaba viviendo en Nigthmare toda la vida, nunca me había fijado en aquella casa. Una casa muy extraña. Iría a investigar, pero tenía que ir a casa de Mina.

Cuando llegué me di cuenta de que Mina (En realidad se llama Yasmina pero le llamamos Mina), Hall (En realidad se llama como el cometa, Halley) y Jess (En realidad se llama Jessica) estaban escandalizadas. Mina era morena pero con una tez blanca como la porcelana y sus ojos grandes y verdes. Hall era pelirroja, con la tez muy blanca y unos enormes ojos azules. Jess era castaña y su tez era morena y sus ojos eran de color marrón oscuro. Y yo era más bien la típica rubia de la que todos iban detrás, era rubia de tez morena y unos ojos grises y grandes como platos. Parecíamos los Ángeles de Charlie, solo que en vez de ser tres éramos cuatro.

Les pregunté el porqué de su alboroto, claro está:

- ¡Hey! ¡Chicas! ¿Por qué estáis tan escandalizadas? - dije yo inquisitiva.

- Porque… chico… guapo… instituto…- dijo Mina articulando las palabras que podía.

- Por favor, colmaos y que alguien me traduzca lo que ha dicho Mina.

- A ver, lo que Mina te intenta decir es que acabamos de ver un chico guapísimo cerca del instituto. – dijo Jess más tranquila.

- Lei, lo tendrías que haber visto, era súper guapo. – dijo Hall.

- ¿Y sólo os alborotáis por eso? – dije yo alucinando.

- No, porque también sabemos donde vive, en la casa extraña que hay de camino hacia aquí.´- dijo Mina tranquila que parecía que el episodio de antes no hubiese sucedido.

Me dio un escalofrío al pesar en aquella casa. Era horripilante y parecía inhabitable, pero era una casa enorme que en sus tiempos debía costar mucho dinero.

- ¿Pero esa casa es habitable? – dije yo pensando en que parecía destartalada.

- No lo sé. A lo mejor la estaban mirando para arreglarla o para comprarla – dijo Hall.

- Pues ya está a lo mejor de momento no vive allí. – dije yo- Otra cosa, ¿La estaban mirando? ¿En plural?

- Claro tonta, él debe ser de nuestra edad, con lo cual, vivirá con sus padres. Y esos padres serán los señores que hemos visto con él. – dijo Jess, siempre razonando lógicamente.

- Vale, pero yo diría que no vive nadie en esa casa, parece encantada. – dije yo, y ellas me miraron con cara de miedo y para hacerles una broma seguí.- Es más. os reto a ir esta noche a ver si está encantada o no – ya que nos quedábamos a dormir en casa de Mina.

- Perfecto, yo me atrevo, ya verás cómo están viviendo allí y no va a estar encantada – dijo Mina.

- Yo también acepto va a ser divertido - dijo Jess.

- Y yo también – dijo Hall y nos sorprendimos de su respuesta, ya que solía ser muy miedosa.

Nos pasamos la tarde hablando de nuestra incursión a la casa y acordamos que si había gente habitándola nos iríamos. Al final me había salido con la mía. Llegó el momento de ir hacia la casa, le dijimos a la madre de Mina que nos ese día íbamos a salir por la noche, ella por un milagro, aceptó. Salimos de la casa, nerviosas por no saber que nos íbamos a encontrar al llegar a aquella casa. Seguimos el camino con aceras y carretera que había hasta la bifurcación. En esa bifurcación cogimos el estrecho y tortuoso camino de tierra que llevaba a la casa. Cuando llegamos a la entrada de la casa parecía aún más extraña y terrorífica. Rodeada por una vieja y oxidada verja. Entramos por esta y miramos que o la habitase nadie, y efectivamente así era, nadie habitaba la casa.

- ¿Ves? nadie habita la casa- dije yo con rin tintín a Mina.

- Vale, pero estoy segurísima de que no está encantada y os reto a todas a que nos quedemos a dormir aquí esta noche – dijo Mina.

- ¿Y qué le diremos a tu madre? – dijo Hall.

- Fácil, yo le dije que probablemente os quedaríamos a dormir aquí, porque, ya sabes cosas de adolescentes y dijo que sí. – explicó Mina.

- Vale, pero si está en buen estado. – dije yo.

- Coincido con Lei. – dijo Jess.

- Y yo con estas dos petardas – dijo Hall echándonos la lengua, cosa que nos hizo reír a todas.

Nos callamos y nos dividimos en parejas para poder investigar la casa y mirar a ver si había algún sitio estable donde pudiéramos pasar la noche...

PRÓLOGO





Mi nombre: Leila

Mi apodo: Lei

Mi edad: 16 años

Mi destino: ---

Mi vocación: ---


Pero eso cambiará muy pronto, lo presiento. Perdón, olvidé presentarme…

Me llamo Leila María Baywood, pero me llaman Leila o Lei, tengo 16 años. Vivo en un lugar muy bonito y tranquilo llamado Nigthmare. Sí, lo sé. Un nombre un poco tétrico para un sitio con esas características. Y lo más raro de mí es que, leo y hablo el latín… sin ni siquiera haber aprendido el idioma. Aunque no soy la única que hace cosas raras en esta ciudad de Nigthmare…

Capítulo 22: No somos las únicas...


Entonces me acordé, la cosa que más amaba en este mundo... Nina, su caniche de color blanco como el papel. Me la imaginé y en un istante la barrera tenia un enorme agujero por el cual pasaban sus pensamientos. Pensamientos que, según mi parecer, eran preciosos...

<< Perfecto, esa es la única palabra que me sale para describir lo que acabas de hacer. Aunque, conmigo ha sido muy fácil, pero con William no lo será tanto...>>

Nos sonreímos y intercambiamos una mirada, como las que intercambiábamos siempre, pero que no habíamos intercambiado des de que yo sabía "nuestra procedencia". Esas miradas solían ser distintas a las otras no eran "solo" dos amigas que se miraban sino que eran dos mejores amigas que se miraban. La mirada irradiaba afecto, fidelidad y lo más esencial de todo... era cálida y protectora..

- Uy! Mira que hora es... hay que ir para casa.La noche no siempre es segura para los vampiros. - dijo Iria.

- ¿Perdón, pero no éramos criaturas de la noche? - dije yo incrédula.

- Sí, pero no las únicas... vayámonos... - dijo Iria, había algo que no le quería contar...

Iria y yo nos despedimos en la puerta de la urbanización y cada una siguió su camino... Y de repente...Mi cuerpo no reaccionó, yo quería moverme pero no podía. En esos momentos no podía hacer más que contemplarlo como si estuviese fuera de él. En un instante empezó a reaccionar a mis ordenes, y supe que todo había terminado...

Seguí mi camino con ansias de saber qué me había pasado. Me notaba observada, me giré, no había nada. Volví a girarme varias veces y en última vez si que pude ver... algo. Una sombra, y entonces me puse a correr en dirección a casa de Will, pero notaba como me perseguía y entonces empecé a acelerar hasta correr todo lo que pude y más. Llegué a casa de William con el corazón en la garganta y medio asfixiada. William me abrió sobresaltado, y miró una y otra vez en la oscuridad para ver la sombra y como se iba. Me abrazó con fuerza, apretándome contra su pecho y acariciándome el pelo, calmándome como solo él sabía...

- Ya pasó, ya pasó... entremos adentro...


Capítulo 21:La Barrera


Fuimos al centro comercial después de aquella conversación.

- Me alegro de habértelo contado,me he sacado un peso de encima. - dijo Iria .

- ¿Desde cuando lo sabes? - dije yo.

- ¿El qué?¿Que soy una vampiresa o que tu lo eres? - dijo ella.

- Las dos cosas. -dije yo.

- Bueno yo lo descubrí hace 150 años, lo que pasa es que yo nací medio vampiresa medio humana y entonces fui creciendo poco a poco por eso tu me conoces desde que eramos crías, y ahora te estarás preguntando: ¿pero creció desde bebé conmigo y de la misma forma qué yo, cómo puede ser? y yo te responderé: muy fácil Luz, porque en esa época empecé a beber sangre hasta convertirme en vampiresa totalmente.

- ¿Y desde cuándo lo sabes o te diste cuenta? -dije yo.

- A ver, puede que esto quede muy cursi y más que lo diga yo, pero fue al mirarte a los ojos, como el amor a primera vista. - nos empezamos a reír, como siempre que decía una cosa de ese tipo.

- ¿Y a William le pasó lo mismo? - dije yo curiosa.

- No, creo que lo de William fue amor a primera vista - dijo ella riéndose y yo me ruboricé.

- No digas esas cosas, tonta - dije yo aún ruborizada.

- Aunque eso se lo tendrías que preguntar a él... - dijo ella yo iba a hablar pero prosiguió - ... o mirarlo - dijo con una mirada pícara.

- No quiero entrar a no ser que lo necesite, además tiene una barrera muy fuerte no la consigo romper, sólo un poco y siempre oigo lo que quiere que oiga. - dije yo.

- A ver,aunque William tenga 3 años más que yo, tengo tanta experiencia cómo él y como soy buena persona no me importaría enseñarte. - dijo ella y me guiñó un ojo.

- Vale, ¿Por dónde empezamos? - dije yo devolviendo el guiño.

- Pues,por que intentes romper mi barrera sutilmente, o sea utilizando ilusiones - le miré con cara de ignorancia.- ¿No sabes utilizar las ilusiones?

- No, la verdad que no había probado nunca a utilizar ese poder - dije yo.

- Bien, esto nos va a llevar más tiempo de lo que pensaba - dijo ella y prosiguió dirigiéndose a mi- es sencillo, solo imagina una cosa y la transmites a la mente de la otra persona es como comunicarte con una persona a través de su mente, prueba conmigo.

En ese momento usé mis conocimientos sobre Iria y imaginé aquel vestido que tanto le gustaba y me intenté introducir en su mente. Al hacerlo me topé con una barrera que me desconcentró pero volví a visualizar el vestido y noté como la barrera se comenzaba a romper, pero no era suficiente...

CAPITULO 20: La Sorpresa de Iria


Cuando salimos de clase, Iria me estaba esperando para que fuésemos al centro comercial, a comprar ropa y a pasar la tarde. Estaba preocupada por William, que no lo había visto en todo el día, ya que aquel día no fui co n él al instituto. Y no me tocaban las mismas clases esos días aunque fuéramos a la misma clase.

- ¿Podemos ir un momento a mi casa? Es que quiero dejar las cosas. – dije yo pensando, en que puede que de esa forma podré ver si William está bien o no.

- No, primero, te tendría que explicar una cosa, y necesito que te relajes. Lo primero de todo tranquila, William está perfectamente, está durmiendo porque ha perdido un poco de energía y lo segundo se esto porque soy como tú.

- Perfecto, pero, ¿Quién te manda a penetrar en mi mente? ¿Nunca te han dicho que es de pésima educación hacerlo? – y acto seguido rompimos a reír.

- Lu, siento no habértelo dicho antes, pero… - dijo ella y terminó ahí porque yo la interrumpí afirmando lo que ella iba a decir.

- Hubiese creído que estabas loca o bromeando – dije yo acabándole la frase.

- ¿Me has leído el pensamiento? – dijo ella con doble sentido.

- Digamos, que te conozco- y las dos nos echamos a reír.

Fuimos hacia mi casa, bueno, hacia casa de William. Me creía lo que Iria decía, solo que tenía un presentimiento, algo me hacia saber que William no estaba bien. Ahora más que nunca, sabía que eso era verdad.

Llegamos a casa. Subí corriendo las escaleras que llevaban a su habitación, ya que me dí cuenta de que sabía perfectamente donde se encontraba, lo sabía desde un kilómetro de distancia.

- William, ¿Qué te pasa? ¿Qué tal estás? – dije yo con preocupación al ver que estaba estirado en la cama, y que yo supiese mis padre nunca se ponían enfermos.

- Tranquila, solo estoy un poco cansado, no es nada.- dijo él, pero yo que era muy lista decidí mirar sus pensamientos.

<< Tranquila, estoy cansado, créeme y no andes en mi mente siempre que dudes>>

Le eché una mirada asesina y oigo:

<< No me mires así, no estoy mal, solo un poco débil, no estoy acostumbrado a que beban de mí. Esto me queda bien empleado, para que sepa lo que les pasa a los humanos cuando bebo de ellos>>


CAPITULO 19: Iria


Me fui a dormir, con la culpabilidad de que había bebido la sangre de William.

Llegué al instituto con un sueño terrible, no había podido dormir en toda la noche. De repente se me echó encima mi mejor amiga: Iria. Era la mejor persona del mundo. Tenía unos ojos verdes, que en ocasiones parecían de color miel. Su pelo, rubio y un poco rizado, normalmente recogido por una coleta perfectamente hecha. Llevaba, normalmente, unos pantalones pitillos y camisetas o alguna blusa. Ese día llevaba un vestido, precioso. Era blanco, de estilo impero, corto y con las mangas cortas. Por encima llevaba una rebeca azul clarita con los zapatos y la mochila a juego. Repito, iba preciosa.

- Hola Lu – dijo ella, era la única persona que me llamaba así.- ¿Qué tal el fin de semana con tus padres?

- Muy bien, hoy vas preciosa. – dije yo con una sonrisa.

- Gracias, tú también vas preciosa – dijo mirándome de arriba abajo.

Yo no iba tan guapa, llevaba un vestido de palabra de honor de color amarillo con una rebeca de color blanco y unos botines con tacón y la mochila a juego. Llevaba recogido el pelo con una diadema amarilla y llevaba los pendientes del mismo color. En realidad iba muy guapa, pero la cara de haber dormido poco me delataba.

- Aunque, tu cara deja mucho que desear… - dijo cogiéndome de la mano y llevándome al cuarto de baño de chicas.

Ella era así te decía lo que pensaba, bueno o malo, y lo soltaba, era algo que me encantaba de ella que no se calla ni se cortaba un pelo. Me empezó a poner un maquillaje muy natural, algo para tapar las ojeras, unos polvos para la cara, ya que me dijo:

- Tienes un color de piel muy blanco, en ti no es normal. – dijo ella, ya que sabía tan bien como yo que era morena. Pero, eso de haber palidecido era cosa de mi naturaleza, ya que los vampiros somos muy pálidos de color, ahora mismo mi piel era lechosa, y lo que le quedaba por blanquear.

- Si, ya sabes, cuando se va el verano, mi color se va con él o debo de estar enferma – dije yo disimulando, ya que eso no solía ser así porque, en Monteluna nunca solía hacer mal tiempo y porque no me solía poner enferma. Todo eso de palidecer era cosa de que había bebido sangre, y mas sangre de William, pero eso no se lo podía contar, de momento.

Iria, me dejo como nueva, parecía la Luz que todos conocían y no ese mounstro pálido y con ojeras de no haber dormido aquella noche que vino al instituto.

CAPITULO 18: Su sangre…


No me lo podía creer fueron tantas cosas de golpe, lo de los ojos, lo de William…

- ¿Entonces… no tendríamos que habernos enamorado hasta que yo obtuviese mis poderes? – dije yo.

- Exacto, pero, no será… - dijo mi padre mirando a Adam – no puede ser…

- Luz, mira a William a los ojos y tócale la cara, por favor – dijo mi hermana que parecía saber que querían decir mi padre y Adam.

- Vale – dije yo y acto seguido lo hice.

- Y ahora mírame a los ojos fijamente, y concéntrate mucho en mi – dijo William que parecía que él también había entendido lo que querían hacer.

Lo hice y de repente todo se quedó en blanco y apareció en mi cabeza una escena:

<< William estaba estirado, por lo que parecía lleno de heridas y en peligro. Había un hombre bastante atractivo delante de él. Tenía cara de sádico. Y estaba mirándome, ya que estaba al lado de William. Y lo más sorprendente, intacta. Venía a por mí. Entonces William se levantó y se puso a la defensiva. - William estás loco, no te arriesgues así por mí –dije yo - Claro que me arriesgo así por ti. Te tengo que proteger- dijo él con pocas fuerzas. - No hace falta que lo hagas, se me proteger sola – dije yo, pero él no me hizo ni caso. En unos instantes se crearon unos remolinos de agua enormes que el hombre no se esperaba. Y lo ahogaron. William corrió con una rapidez asombrosa y cuando llegó a él lo desnucó y empezó a brotar sangre del interior de aquel hombre. Entonces William sin pensárselo dos veces, transformó los remolinos en fuego. Convirtiendo al hombre en cenizas. -¿¡Estás loco como arriesgas tanto tu vida!?- dije yo alterada. - Eres mi razón de existir, que no se te olvide nunca – me dijo con una voz cálida como su cuerpo y su aliento. - ¿Y cómo sé que no me estas mintiendo? - dije con una cara que pedía a gritos una demostración. Y con una rapidez increíble, casi como si me hubiese leído la mente, me besó. Cómo si se hubiese acabado el mundo, como si solo hubiese dos personas en el mundo… Él y yo. >>

Le abracé con toda la fuerza que pude, no lo quería dejar ir. Eso era solo un sueño, no podía ser real…

-Te amo – dije yo asustada y aun abrazada a él

- Yo también, pero ¿¡me puedes soltar que me has hecho una herida y me esta saliendo sangre!?

- Ups! Lo siento… - dije tímidamente y acto seguido los ojos se me pusieron más rojos al ver la sangre.

Quise probarla y al hacerlo mis ojos cogieron intensidad y quería más pero William me apartó y se fue a curar la herida que yo había hecho más profunda.

CAPITULO 17: Todo De Golpe


Yo estaba más que enfadada, no me querían decir nada de nada y eso me disgustaba. Mis ojos no estaban rojos, no podía ser, nunca antes me había pasado, había tenido enfados como este, no eran muy frecuentes, pero tenía. Me miré en un espejo y efectivamente, tenía los ojos rojos como la sangre. Desprendían furia, dolor, y deseo de sangre. No sabía porqué, pero tampoco quería preguntarlo.

- Quieres saber el porqué, ¿me equivoco? - me dijo William

- Para de entrar en mi mente no seas odioso, pero, has dado en el clavo – dije yo mirándolo con mis ojos rojos.

- Pues, te faltan apenas dos pasos para convertirte. El primero, obtener todos los poderes, que eso se obtienen con el tiempo y el segundo y el más doloroso para tus sentimientos, beber sangre. – dijo Adam.

- Pero, tendré que beber sangre después de los poderes, y para eso queda bastante, sino, mira a Melissa, aún no tiene sus poderes, ¿verdad? – dije yo.

- No Luz, en mi caso es distinto, los anti vampiros nos diferenciamos de los vampiros la mayor parte por la transformación. Yo no necesito beber sangre, necesito algo peor, beber la sangre de mamá, en mi caso. Pero, beber la sangre después de aprender a controlar mis poderes. Tú, en cambio, tienes que beber la sangre cuando tu cuerpo te la pida y después esperar a que surjan los poderes… - dijo Mel (como yo la llamaba).

- ¿Entnces, tengo que beber sangre ahora? – dije yo.

- No, tu beberás sangre cuando tengas todos los síntomas, el primero son los ojos rojos, van a ser así hasta que no bebas sangre y cuando ya seas un vampiro, también te pasará. – dijo mi padre.

- Aclárame esto, ¿me estas diciendo que estaré con este color de ojos varios días? – dije yo

- No, varias semanas – dijo mi padre.

- Que bien… - dije yo en tono irónico.

- No es tan malo, eso aumenta tu atractivo, míralo por el lado bueno, así logaras más… - dijo mi padre.

- No necesito ligar, ya ligo suficiente – dije yo roja mirando a William.

Se dieron cuenta de que la mirada que William me echó no fue de indiferencia u odio, sino todo lo contrario, vieron que esa mirada transmitía amor, protección y también un poco de picardía. Era una simple mirada para muchos, pero para mi era una mirada muy especial. Una mirada con un significado, una mirada que decía… “Te Quiero”.

- ¡NO!, no puede ser… vosotros dos… no podéis… no tendríais que… pero… ¿Cómo?... – esas fueron las únicas palabras que pudo decir mi madre antes de desmayarse.

- ¿Mamá, que pasa? – dije yo alterada por lo que había pasado.

- Al final vas a acabar teniendo lo que quieres… vas a saber quien es tu prometido, ya que, cuando seáis mayores de edad, os casareis, porque ya os habéis enamorado, ¿O me equivoco? – dijo mi padre.

- Entonces, ¿William es mi prometido y no el de Mel?

- Si, pero vosotros dos no os tendríais que enamorar, hasta que seáis mas mayores, no puede ser… Ya que, no podéis casaros hasta que Luz no adquiera sus poderes… - dijo Adam.

CAPITULO 16: ¿Prometido? ¿Prometida?


Todo había pasado tan deprisa que, no me había detenido a pensar en las palabras de Adam, lo que le había dicho a William el día que descubrió que yo lo sabía. Había dicho << No te puedes enamorar de ella, sospecho que puede llegar a ser de los nuestros o de nuestros enemigos…>>. ¿¡En esos momentos no sabía si iba a ser vampiro o anti vampiro!? Pero… si después le dijo que yo iba a ser la reina de los vampiros. Y lo que más me preocupaba, ¿¡le dijo que no se podía enamorar de mí!? Pero… ¿Por qué? Entonces, me di cuenta de que algo pasaría en la jerarquía de los vampiros. De repente se me ocurrió preguntarle a… William.

- Will, una pregunta… – dije yo - ¿Por qué tu padre no te deja enamorarte de mí?

- No es que no me deje, es que no quiere que sufra si no fueras tú mi prometida y lo fuera tu hermana mayor.

- ¿Cómo? ¿¡Estas prometido con una de nosotras dos!?

- Si, pero no se con cual de las dos – dijo William.

- ¿Y quien lo sabe? – dije yo inquisitiva.

- Tus padres y el mío, pero a mí, mi padre no me ha dicho nada.

- Pues, a mi, si que me lo dirán- dije yo cogiendo aire y sacando pecho.

Me dirigí hacia la habitación donde mis padres se habían instalado en la cual se encontraba también Adam.

- ¿Con quien de nosotras está prometido William? – dije yo inquisitiva.

- No te lo podemos decir, compréndelo – dijo mi madre.

- Mamá, me acabo de enterar que estoy prometida, al menos dime si es con Will o no. – dije enfadada.

- A ver cariño, es tradición no decirlo hasta pocos días del matrimonio. – dijo mi padre.

- Pero me podréis decir si estoy prometida al menos – dije yo echando humo por las orejas

- Claro que estáis prometidas cualquiera de las tres- dijo mi madre.

- Y me diréis con quien – dije yo secamente.

- No podemos cariño, no hasta que no tengas edad para casarte – dijo mi padre.

- No era un pregunta, era una orden – dije yo, de tal cabreo que llevaba encima se me pusieron los ojos rojos como… la sangre.

- Tu no nos puedes mandar, apenas eres una adolescente y te estas convirtiendo en un vampiro… - dijo mi madre callándose progresivamente al ver esa mirada de furia y mis ojos rojos del mismo color que la sangre.

- ¿Qué le pasa, Thomas? ¿Por qué tiene esos ojos? Ningun anti vampiro los tiene… - dijo mi madre asustada.

- Yo sé que le pasa – dijeron mi padre, Adam y William (este último acababa de llegar a la estancia) a la vez.

- ¿Qué le pasa, entonces? – dijo mi madre asustada.

- No me pasa nada, parar de hablar como si no estuviese o como si no os pudiese oír- dije yo enfadadísima.


CAPITULO 15: Las practicas


Después de esa conversación, William y yo nos pusimos a practicar mis poderes.

- El secreto de leer las mentes es muy fácil, solo tienes que concentrarte en quien quieres leerle la mente. – dijo, estaba guapísimo cuando me enseñaba estas cosas – Prueba conmigo.

- Eso es fácil, muy pero que muy fácil – y acto seguido entré en su mente, aunque esta vez se me cerró el paso antes de acceder del todo.

Lo intenté varias veces, hasta que le dije:

- No puedo acceder a tu mente como otras veces – dije con una cara de tristeza, haciendo que no sabía nada, ni me imaginaba nada. Aunque yo sabía muy bien lo que hacía.

- Eso es porque… - y entonces le entré en la mente aprovechando que estaba distraído- ¡Me has entrado en la mente mientras estaba distraído tramposa!

- No es trampa, es saber conocer a tu enemigo y aprovecharse de sus debilidades. – dije con una sonrisa pícara en mi cara.

- ¿A sí?- dijo y entonces en mi mente comenzaron a salir imágenes de su cabeza, imágenes que no habían pasado, pero en ese momento creí que si, eran ilusiones.

- ¿Qué ha pasado? – dije intrigada.

- Muy fácil, o bien, eres tonta o he transmitido ilusiones a tu cabeza. – dijo riendo – y opto por las dos cosas.

- Ha, ha… muy gracioso, ¿Y que mas haces a parte de la telepatía y el mentalismo?

- La clarividencia, y hay algunos vampiros, como yo, que desarrollamos otro poder más. En mi caso, controlo el agua y el fuego, quiero decir, puedo hacer formas con ellos, congelarlos y todo lo que me plazca.

- ¿Y esos poderes cuando surgen?

- Cuando eres especial, eso es lo primero sino, no surgen, y después de tener todos los poderes.

- ¿Y crees que yo soy especial?

- No lo creo, lo sé. Todos los de tu familia, ya sea vampira o anti vampira, son especiales. Y tu más que los otros. Porque en tus venas circula sangre de las dos familias.

- ¿Y cual crees que será mi poder?

- No lo sé, ya lo veremos. Pero siendo tu poder, será muy especial.

- ¿Por lo de la sangre de las dos familias?

- No, porque siendo tu poder…

- Te quiero

- Y yo a ti.

CAPITULO 14: Mis hermanas y mis padres


Adam y William vinieron al cuarto verde. Entonces, dijo Adam:

- ¡Hay que informar de esto a Eleonor y a Thomas! – dijo contento aunque se notaba un tono de enfado en su voz.

- Oye, no me habías dicho que tenías hermanas, Luz – dijo William.

- Es que casi no las veo mi hermana mayor tiene 23 años y mi hermana pequeña tiene 7. Melissa vive sola y Flora en otra ciudad, en un internado, por eso no vive con nosotros.

- ¿Y como son? – dijo William, solo que Adam después de ir a llamar a mis padres lo interrumpió.

- Ya los verás, este fin de semana. – dijo Adam y yo me quedé de piedra.

- ¿¡Qué!? Pero si mi hermana pequeña de esto no sabe nada. – dije yo alborotadísima.

- Ya, peor le han icho que irá a ver a sus hermanas y Melissa, aunque ya tiene sus poderes aun no es anti vampira, le hace ilusión volver a verte después de tanto tiempo, ya que vive con tu hermana cuando tus padres no están. – explicó Adam.

- Vale - dije y me fui a dormir después de toda esa charla.

Pasaron todos los días rapidísimos, pasaban los días volando. Entre estudiar, aprender a utilizar mis poderes y salir con William; acababa agotada. Pero llegó el fin de semana. Llegaron mis padres con mis hermanas. Mi madre era muy parecida a mí, la única diferencia que había era que tenía los ojos azules, como mi hermana pequeña, pero ella era una mezcla entre mi padre y mi madre. Mi padre era alto y muy guapo (no por que fuese mi padre) era cartaño y tenía los ojos negros. Y por último mi hermana mayor, yo era ella en versión pequeña. Era muy esbelta y bastante alta, y nos parecíamos mucho. William se quedó alucinado con todos ellos, juntos éramos la familia ideal. Por lo que se ve, los vampiros si que podían tener hijos. Estuvimos hablando sobre temas cotidianos hasta que mi hermana se fue a dormir la siesta.

- ¿William, cómo descubriste lo de mi hija? – preguntó mi madre con esa voz que era como la miel.

- Me di cuenta cuando estaba llamándola estúpida mentalmente y se me quedó mirando – dijo y acto seguido todos nos empezamos a reír.

- No obstante, Luz ha sido muy avanzada yo a su edad no sabía nada de todo esto – dijo mi hermana, ella era perfecta físicamente y mentalmente, tenía una voz increíblemente melosa.

- No sé, no sé… - dijo mi padre haciendo broma

CAPÍTULO 13: ¿Cómo?


Adam, vio que llegamos y pregunto:

- ¿Qué habéis hecho hoy? – dijo contento. No podía oír sus pensamientos, ya que, lo descubriría. Pero me imaginaba lo que él pensaba.

- Nada interesante papá, Luz me ha enseñado un poco Monteluna, hemos ido al cine, a dar una vuelta… - dijo William más bien con cara de soso y de indiferencia.

- Si, nos lo hemos pasado muy bien – dije yo con cara de felicidad, ya que lo estaba.

- Yo he atendido a muchos pacientes, o sea, nos lo hemos pasado todos muy bien – dijo Adam.

Subimos cada uno a nuestras respectivas habitaciones, oí que Adam llamaba a William y aunque no me gustaba espiar a la gente sabía que iban a hablar algo de mí, estaba segurísima, tenía un presentimiento. Con lo cual, como no podía fisgonear en la de Adam, lo hice en la de William, ya que, en su mente no creo que su padre se atreviese a mirar. Esta vez fue diferente, a parte de oír sus pensamientos, el se comunicaba conmigo, yo veía lo que él veía y oía lo que él oía.

<< - No entres, no ves que esta conversación es privada. – pensó él - Pero, va de mí… - dije pero en su mente. - Si pero te puede descubrir… - dijo él y de repente dejó de pensar. Para ver y oír que, efectivamente, estaban hablando de mí y además le estaba diciendo su padre: - No te puedes enamorar de ella, sospecho que puede llegar a ser de los nuestros o de nuestros enemigos… ¿No te acuerdas que sus familias son los jefes de todos los vampiros y anti vampiros? - ¿Qué? – dijo William - Es una larga historia y te la tendría que contar. Sus padres se llaman Eleonor y Thomas, los dos de procedencia Inglesa. Son hijos de la familia más poderosa de la sociedad vampírica y anti vampírica. Y estan casados, con lo cual dirigen las dos famílias. Tienen tres hijas, de las cuales Lucía es la mediana. Las otras dos se llaman Melissa es la mayor y la pequeña se llama Flora. Normalmente cada una vive en un sitio distinto, aunque saben de la existencia de cada una. Por eso se van tanto de viaje, normalmente suelen vivir con Luz, que será la nueva gobernante de los vampiros. Y tú y yo estamos para cuidarla y enseñarle las costumbres y poderes de los vampiros y como utilizarlos. – dijo Adam - Pues… Ella ha empezado con la telepatía y nos está escuchando en este momento…- dijo William. - ¿Cómo? >> y se acabó el acceso a su mente.

CAPÍTULO 12: El cine


Después se puso a hacerme cosquillas y así estuvimos un rato hasta que nos cansamos de tanto reírnos… Después me propuso varios planes:

- ¿Quieres ir a algún sitio?

- ¿Cómo a cuál?

- ¿El… parque de atracciones? Vi uno por aquí cerca.

- No sé, salimos a dar un paseo…

- Vale, ya decidiremos lo que haremos. – dijo él muy contento.

Cogimos las cosas, como el móvil, las llaves, un MP4… etc. Y nos fuimos a dar ese paseo… Fuimos hasta la calle más grande de todo el pueblo, era donde estaban todos los sitios de ocio. Los restaurantes, las tiendas, los parques… y en particular el cine.

- ¿Oye, y si vamos al cine?

- Buena idea, vamos a mirar la cartelera.

Fuimos a mirarla y escogimos una película romántica, mis favoritas, él quería ver una de terror (zombis y todo eso) pero yo prefería ver la romántica, y fuimos a verla. Era muy mala, pero valió la pena, ya que a mitad de película me dijo:

- Yo lo sé hacer mejor – dijo en una escena en la que los protagonistas se besaron- Mira – y me besó.

Fue un beso largo y apasionado. Estuvimos así un buen rato, dándonos besos y él haciendo el tonto. Cuando salimos nos pusimos a comentar la parte que habíamos visto de la película y acto seguido propuso:

- ¿Quieres ir a tomar algo, un helado o una bebida?

- Vale

Entonces fuimos a una heladería que había en frente del cine. Él se cogió uno de chocolate y yo de fresa. Nos fuimos a dar una vuelta y acabamos en el banco de un parque hablando.

- ¿Me enseñarás a ser una buena vampiresa y a controlar mis poderes, no? – dije yo.

- Claro, te enseñaré a todo lo que quieras de los vampiros, poderes… etc.

- ¿Nos vamos a tu casa?

- Antes de irnos… respóndeme sinceramente… ¿Quieres salir conmigo? – dijo colorado.

- Vale – dije tan contenta que le besé mucho más apasionadamente que en el cine – yo sí que lo hago bien…

- Si – me dijo y se puso colorado.

Fuimos a su casa, todo el rato cogiditos de la mano y en ocasiones dándonos besos, llegamos a su casa y su padre ya había llegado…