viernes, 2 de septiembre de 2011

Capítulo 22: No somos las únicas...


Entonces me acordé, la cosa que más amaba en este mundo... Nina, su caniche de color blanco como el papel. Me la imaginé y en un istante la barrera tenia un enorme agujero por el cual pasaban sus pensamientos. Pensamientos que, según mi parecer, eran preciosos...

<< Perfecto, esa es la única palabra que me sale para describir lo que acabas de hacer. Aunque, conmigo ha sido muy fácil, pero con William no lo será tanto...>>

Nos sonreímos y intercambiamos una mirada, como las que intercambiábamos siempre, pero que no habíamos intercambiado des de que yo sabía "nuestra procedencia". Esas miradas solían ser distintas a las otras no eran "solo" dos amigas que se miraban sino que eran dos mejores amigas que se miraban. La mirada irradiaba afecto, fidelidad y lo más esencial de todo... era cálida y protectora..

- Uy! Mira que hora es... hay que ir para casa.La noche no siempre es segura para los vampiros. - dijo Iria.

- ¿Perdón, pero no éramos criaturas de la noche? - dije yo incrédula.

- Sí, pero no las únicas... vayámonos... - dijo Iria, había algo que no le quería contar...

Iria y yo nos despedimos en la puerta de la urbanización y cada una siguió su camino... Y de repente...Mi cuerpo no reaccionó, yo quería moverme pero no podía. En esos momentos no podía hacer más que contemplarlo como si estuviese fuera de él. En un instante empezó a reaccionar a mis ordenes, y supe que todo había terminado...

Seguí mi camino con ansias de saber qué me había pasado. Me notaba observada, me giré, no había nada. Volví a girarme varias veces y en última vez si que pude ver... algo. Una sombra, y entonces me puse a correr en dirección a casa de Will, pero notaba como me perseguía y entonces empecé a acelerar hasta correr todo lo que pude y más. Llegué a casa de William con el corazón en la garganta y medio asfixiada. William me abrió sobresaltado, y miró una y otra vez en la oscuridad para ver la sombra y como se iba. Me abrazó con fuerza, apretándome contra su pecho y acariciándome el pelo, calmándome como solo él sabía...

- Ya pasó, ya pasó... entremos adentro...


No hay comentarios:

Publicar un comentario