viernes, 2 de septiembre de 2011

CAPITULO 17: Todo De Golpe


Yo estaba más que enfadada, no me querían decir nada de nada y eso me disgustaba. Mis ojos no estaban rojos, no podía ser, nunca antes me había pasado, había tenido enfados como este, no eran muy frecuentes, pero tenía. Me miré en un espejo y efectivamente, tenía los ojos rojos como la sangre. Desprendían furia, dolor, y deseo de sangre. No sabía porqué, pero tampoco quería preguntarlo.

- Quieres saber el porqué, ¿me equivoco? - me dijo William

- Para de entrar en mi mente no seas odioso, pero, has dado en el clavo – dije yo mirándolo con mis ojos rojos.

- Pues, te faltan apenas dos pasos para convertirte. El primero, obtener todos los poderes, que eso se obtienen con el tiempo y el segundo y el más doloroso para tus sentimientos, beber sangre. – dijo Adam.

- Pero, tendré que beber sangre después de los poderes, y para eso queda bastante, sino, mira a Melissa, aún no tiene sus poderes, ¿verdad? – dije yo.

- No Luz, en mi caso es distinto, los anti vampiros nos diferenciamos de los vampiros la mayor parte por la transformación. Yo no necesito beber sangre, necesito algo peor, beber la sangre de mamá, en mi caso. Pero, beber la sangre después de aprender a controlar mis poderes. Tú, en cambio, tienes que beber la sangre cuando tu cuerpo te la pida y después esperar a que surjan los poderes… - dijo Mel (como yo la llamaba).

- ¿Entnces, tengo que beber sangre ahora? – dije yo.

- No, tu beberás sangre cuando tengas todos los síntomas, el primero son los ojos rojos, van a ser así hasta que no bebas sangre y cuando ya seas un vampiro, también te pasará. – dijo mi padre.

- Aclárame esto, ¿me estas diciendo que estaré con este color de ojos varios días? – dije yo

- No, varias semanas – dijo mi padre.

- Que bien… - dije yo en tono irónico.

- No es tan malo, eso aumenta tu atractivo, míralo por el lado bueno, así logaras más… - dijo mi padre.

- No necesito ligar, ya ligo suficiente – dije yo roja mirando a William.

Se dieron cuenta de que la mirada que William me echó no fue de indiferencia u odio, sino todo lo contrario, vieron que esa mirada transmitía amor, protección y también un poco de picardía. Era una simple mirada para muchos, pero para mi era una mirada muy especial. Una mirada con un significado, una mirada que decía… “Te Quiero”.

- ¡NO!, no puede ser… vosotros dos… no podéis… no tendríais que… pero… ¿Cómo?... – esas fueron las únicas palabras que pudo decir mi madre antes de desmayarse.

- ¿Mamá, que pasa? – dije yo alterada por lo que había pasado.

- Al final vas a acabar teniendo lo que quieres… vas a saber quien es tu prometido, ya que, cuando seáis mayores de edad, os casareis, porque ya os habéis enamorado, ¿O me equivoco? – dijo mi padre.

- Entonces, ¿William es mi prometido y no el de Mel?

- Si, pero vosotros dos no os tendríais que enamorar, hasta que seáis mas mayores, no puede ser… Ya que, no podéis casaros hasta que Luz no adquiera sus poderes… - dijo Adam.

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