viernes, 2 de septiembre de 2011

CAPÍTULO 2: Un extraño libro


Y si, lo había. Era enorme, no nos iba a dar tiempo a verla toda si íbamos las cuatro juntas, y por eso decidimos volvernos a separar mientras dejábamos las cosas en la habitación en la que habíamos decidido pasar la noche. Esta vez no íbamos en parejas, íbamos solas.

Me adentré en una habitación que estaba amueblada. Debía haber sido una biblioteca, porque estaba todo lleno de estanterías y libros. De repente me puse a mirar todos aquellos libros, porque eran mi pasión más oculta. Con “oculta” me refiero a que mis amigas no saben que me gusta, porque nunca me han visto con un libro en la mano. Me puse a ojear todos aquellos libros, muchos los conocía y otros ni me habría imaginado que existen. En un momento, vi varios libros en latín, el cual yo entendía perfectamente y lo más curioso que nunca había aprendido el idioma.

Me llamó la atención un libro que no tenía nombre, todos allí tenían y ese no. Lo iba a coger pero vi, el nombre de mi tatarabuela escrito en un libro en una estantería donde ponía Familia Baywood. Cogí el libro que ponía Agatha Leila Baywood, sabía que era de mi tatarabuela porque yo llevaba su segundo nombre. Entonces vi un escrito, también en latín:

<< Utrum can vos lego estas lacuna, est quod vos es unus of near. Tamen, non puter lego in penitus, in quantus quantus is libri mihi is belongs ut E neque nec alius is ero vestri instructor non vestri she'll docui carmen eso est inter vestri procerus. Quondam deprehendo is libri quest vestri. Agatha Leila Baywood >>

Lo que significaba:

<< Si puedes leer estas palabras, es que eres una de las próximas. Pero, no podrás leer en el interior, porque este libro me pertenece a mí y solo será tu maestro no te enseñará conjuros, eso es por tu cuenta. Una vez abierto este libro busca el tuyo. Agatha Leila Baywood >>

¿Qué significaba todo aquello? ¿Qué conjuros? ¿Qué libro mío? No entendía nada. Miré los otros nombres, estaban el de mi bisabuela, el de mi abuela, el de mi padre, el de mi madre y muchos más anteriores a mi tatarabuela. Estaba alucinando, pero seguí mirando y me dispuse a hacer lo que iba a hacer ates de leer aquella locura. Cogí el libro sin nombre y para mi sorpresa estaba en blanco, entonces empezó a surgir una luz extraña, una luz azul que puso en la primera hoja:

<< Substantia of Leila María Baywood >>

Lo que significaba:

<< Propiedad de Leila María Baywood >>

Y lo más alucinante de todo aquello es que aquel libro extraño ya tenía nombre, el mío. Cogí el libro de mi tatarabuela, en el que ponía:

<< Exspectata E Carus Leila. libri quod vos caught , mío has unus typicus delineator in domus page. In is ratio iam is ero quoque vestri subcribo. Vos es of unus ingenero quod non alius exsisto prognatus unus procul spatium of centum aos. Aprovéchalo quod absum practising plumbum carmen. >>

Lo que significaba:

<< Bienvenida, mi querida Leila. El libro que cogiste, el mío, tiene un símbolo dibujado en la portada. Pues ahora será también tu signo. Eres de una generación que solo nace una cada cien años. Aprovéchalo y vete practicando los primeros conjuros. >>

De repente apareció una luz de la cual salió una mujer, joven y parecía yo en moreno

- ¿Quién eres? – dije yo que parecía que me estuviese mirado en un espejo.

- Pues, tu tatarabuela Agatha –dijo ella lo más de natural – Y ahora me preguntarás que hago viva ¿no?

- Pues, la verdad es que esa es una de las muchas preguntas. – dije yo.

- Es que yo no estoy muerta, solo he estado durmiendo hasta que tú has abierto mi libro y me has convertida en tu instructora – dijo ella.

- ¿Y por qué te pareces tanto a mí? – dije yo y ella me miró extrañada.

- Dirás que tú te pareces a mí. Será porque somos familia. – dijo ella.


De repente, un grito interrumpió la conversación.

- ¡Lei! ¡Mina! ¡Jess! – gritó Hall y entonces fui corriendo en su busca. Fui la primera en llegar, y no dude en saber que le pasaba nada mas al oír su grito, había alguien… y ese alguien era un chico…

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